Renacientes contó con un Acompañamiento Psicosocial liderado por Yuli Correa y Lexy Durán, que acompañó el diálogo con los chicos y apoyó en el cuidado y la contención de las emociones. Desde el componente RTA se desarrollo la metodología Raíces, Tierra y Alas que nos permitió construir relaciones de confianza con los adolescentes.
En Raíces, Tierra y Alas partimos de la certeza de que la confianza básica del ser humano se construye principalmente a partir del reconocimiento del linaje. Reconocer nuestra cuna, nuestro origen, entender de dónde venimos, por qué estamos dónde estamos y para dónde vamos. Por lo tanto, cuando están rotas las raíces, esa confianza básica y la autoestima, sufren notablemente. En cada hogar, esta relación se vive de una forma distinta, pero debemos sumar a las afectaciones del conflicto la relación de los jóvenes con su memoria, y cómo esta relación, nos habla también de unas circunstancias familiares en las que diecisiete años no han sido suficientes para cicatrizar las heridas.
CONFIANZA
INTROSPECCIÓN
CUIDADO
MEDITACIÓN
Problematicas
Dentro del proceso psicosocial, se encontraron las siguientes problemáticas en los adolescentes como:
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Sentimiento de miedo permanente. Detrás de estos jóvenes hay historias de dolor como las masacres paramilitares o el hostigamiento guerrillero en los territorios. Han tenido que enterrar a sus familiares por el conflicto rural, pero también por el conflicto de las bandas urbanas. Otras familias, han tenido que vivir el drama de la desaparición forzada de sus seres queridos.
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Muchos de los adolescentes creen que hacen parte de las bandas delincuenciales por voluntad propia, pero por la edad y la forma en que los reclutan sabemos que son víctimas de reclutamiento forzado. Sigue habiendo sentido de pertenencia e identificación hacia estas bandas como Los Mexicanos o el Clan del Golfo.
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Consumo de drogas psicoactivas, especialmente marihuana y cocaína, y deseo de morir. Este consumo es la puerta de entrada a la criminalidad.
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Las situaciones familiares que enfrentan permanentemente estos adolescentes se traducen en malos tratos (verbal, físico, psicológico), exceso de responsabilidades, vicisitudes económicas y violencia basada en género. Esta realidad hace que, para algunos, sus hogares no sean realmente un entorno protector, prefieren entonces resguardarse en tribus externas ya que éstas, con las armas, ofrecen un efecto placebo de seguridad.
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La falta de oportunidades y la poca valoración del trabajo en una ciudad que cuenta con la cifra más alta de desempleo, además de la memoria incorporada de la guerra, genera actitudes hostiles de los padres hacia sus hijos, quienes, por no seguir siendo los receptores de dicha frustración, encuentran en los grupos al margen de la ley en el caso de los hombres, o en alianzas con delincuentes o embarazos, en el caso de las mujeres, el mejor pretexto para huir de su hogar.
SANACIÓN
ATENCIÓN
PERDÓN
SENSIBILIDAD
VERDAD
HERMANDAD
En la guerra, el conflicto y el postconflicto, el cuerpo es la expresión de un territorio más extenso que se invade y se profana. En una comunidad con miedo, en donde el territorio ha sido saqueado y violentado sistemáticamente, vemos que todo este miedo, todos los desmanes, la lógica de la colonización y expropiación, terminan materializándose en los cuerpos: cuerpos que se niegan, que se avergüenzan, que se instrumentalizan; cuerpos que se vuelven objeto de ejércitos del terror, trofeos de guerra, lienzos en los que se dibujan con el pincel del conflicto los mapas de la represión. Pero los cuerpos también resisten y en medio de sus heridas, arrebatan los pinceles y deciden dibujarse ellos, cincelarse, construir su propia historia desde expresiones como la danza, la medicina tradicional, la sexualidad sagrada, y las formas propias y ancestrales de saberse bello y expresarse con autenticidad.
En los adolescentes del centro es posible ver de qué manera los mandatos de la masculinidad son el soporte de la violencia. Tener sexo a temprana edad confirma la hombría. Además, tener más de una novia, se lee como un acto de reafirmación, vigorosidad y viveza. Si, por el contrario, el adolescente no está interesado en comenzar su vida sexual, entra en cuestionamiento: se pone en entredicho su carácter y su masculinidad. La ausencia de referentes positivos y proyectos de vida, es tristemente una constante. La mayoría de los jóvenes expresan que al salir del centro de reclusión lo más probable es que sigan vinculados a las bandas, porque una vez adentro es difícil salir y encontrar nuevas oportunidades cuando ya se ha sido estigmatizado.
Uno de los impactos más sobresalientes de la metodología RTA, tiene que ver con capacidad de los adolescentes y jóvenes de soñar y sobre todo, sentirse merecedores de esos sueños.
RAÍCES
TERRITORIO
ANCESTRALIDAD
COMPRENSIÓN
CUERPO
FAMILIA
RECONCILIACIÓN
ESCLARECIMIENTO
El arte es un escenario de reproducción y creación cultural que materializa y comunica los sentimientos, necesidades, historias y denuncias de los sujetos. Es la posibilidad de abrir escenarios de transformación para representamos desde nuevos lugares. Raíces, tierra y alas es un espacio para celebrar la diferencia y hacer de ella la mejor inspiración para crear, sanar y construir nuevas subjetividades, nuevas formas de ver la vida. En RTA escuchamos al otro, cantamos con el otro, nos convertirnos en ese otro para encontrarnos con nosotros mismos.
En Renacientes lo más importante fue el proceso y no tanto el resultado. Desde este componente psicosocial nos interesa ver el arte desde la experiencia, independientemente de la “versatilidad” y los “talentos. Renacientes fue también un espacio para la introspección; para sentir el cuerpo y celebrarlo. Raíces, Tierra y Alas propuso actividades artísticas para que adolescentes se encontraran con su propio territorio, y el reconocimiento de este territorio y de su cuerpo- territorio, como una oportunidad para la sanación, la reconstrucción de vínculos y el derecho a soñar.